La increíble historia de superación de Ousman Umar, quien quiso conocer el mundo más allá de Ghana, la tribu donde vivía, y creó una ONG para que más personas no sufrieran lo que el sufrió.
Ousman vivía en una tribu donde "se cae una semilla al suelo y brota una planta". Allí lo único que importaba era el presente, no sabía qué había más allá de alimentarse, trabajar la tierra, cuidar a los animales, casarse y tener descendencia. Hasta que una vez vio un avión y, cuando preguntó qué era, le dijeron que ese artefacto era construido y pilotado por los hombres blancos. En ese entonces, él quiso ser un blanco. Creía que todos ellos eran médicos, ingenieros y pilotos.
Con nueve años, sin saber leer y escribir, fue a la ciudad para ser chapista a cambio de propina o arroz. A partir de ahí vio que el mundo era más de lo que creía y quería ir a, como él decía, "El país de los blancos", un paraíso que estaba al otro lado de las olas.
Emprendió viaje a Libia, donde pudo ir ahorrando a raíz de chapista los 1800€ que necesitaba para cruzar el mar.
Pasó penurias, tuvo que cruzar un desierto sin tener nada de comer ni beber, por el que la gente se moría. Ousman describe el viaje como "un viaje de ida en el que lo normal es morir."
Cuando después de 18 años trabajando y pasando por países hasta llegar a Barcelona, donde le adoptaron, lo único que quería era que ninguna persona más tuviera que pasar por todo lo que él había pasado. Por lo tanto, después de trabajar mucho tiempo con la ayuda de su hermano y ahorrar, utilizó ese dinero para crear una ONG en 2010, con el objetivo de educar a los niños y niñas de Ghana. Quiere que puedan tener herramientas para poder decidir qué hacer en el futuro. Como él dice en su libro, “Lo que quiero demostrar es que hay que cambiar la percepción de la cooperación. Vamos a dejar ya de alimentar el estómago, porque cuando tú haces eso solo sacias el hambre de manera temporal, sin embargo, si tú alimentas la mente estás saciando el hambre para más de cien años.”